La pandemia tomó por sorpresa al mundo entero. Recibimos la noticia de que debíamos estar aislados y en casa, en lo que llamamos “cuarentena”. Derivado de esto, muchos de nosotros nos vimos obligados a trabajar desde casa, utilizando mobiliario emergente que, en la mayoría de los casos, no cuenta con los requerimientos básicos de ergonomía.
Con el paso de las semanas, las personas trabajando desde el resguardo, comenzaron a reportar síntomas físicos que podían atribuirse a condiciones presentes en casa, tales como:
- Malestares fisiológicos, como dolor de cabeza, somnolencia, adormecimiento de las piernas, dolor de espalda, fatiga, cansancio y dolor.
- Alteraciones cognitivas, en forma de trastornos temporales o transitorios, como retraso en el procesamiento de la información, dificultad para concentrarse y para resolver ciertos problemas y de análisis, principalmente por estar expuesto a actividades prolongadas durante el día.
- Incomodidad anatómica, referente a la continua necesidad de cambiar de postura
- Manifestaciones psicológicas como apatía, estrés, fatiga mental o enojo, por mencionar algunas.
Es entonces cuando la ergonomía toma relevancia. Cuando el desarrollo de nuestro trabajo depende de nuestra capacidad intelectual, la concentración lo es todo y cuando se hace presente cualquiera de los síntomas que mencionamos anteriormente, este estado de enfoque se dificulta mucho.
Cuando nos desconcentramos, el tiempo transcurre sin resultados, llegando a perder hasta un 25% de productividad por falta de un espacio de trabajo ergonómico.
Entonces, ¿qué podemos hacer para lograr un espacio ergonómico y funcional para el trabajo en casa? Principalmente, debemos observar los siguientes aspectos:
- Control de postura
- Confort térmico
- Confort acústico
- Confort visual.
- Confort de área de trabajo
Sin el cuidado de estos puntos no podremos desarrollar nuestras actividades de trabajo de forma eficiente, aunque también debemos asegurarnos de que existan otras condiciones en casa que nos permitan ejecutar nuestras labores sin interrupción.
Cuando comenzamos a observar todos estos aspectos, cuidando nuestra postura correcta al trabajar, a través de un mobiliario fabricado bajo reglas de ergonomía y asegurándonos de que los niveles de ruido, luz y temperatura se encuentren en un rango de comodidad para nuestras labores, notaremos cómo mejora notablemente el desempeño y la eficiencia en nuestros resultados.